domingo, 8 de septiembre de 2013

Intenta arreglar tú mismo la tarjeta gráfica

Sumario 
1. Atención a las soldaduras frías 
2. Cómo estabilizar la tarjeta
3. Un condensador quemado 
4. Pon solución a los errores gráficos...
5. El filtrado y el rendimiento 
6. Dos simples pasos para reemplazar el disipador
 
Práctico arreglar tarjeta gráfica
Las GPUs inciden en el rendimiento de un PC de una forma más directa que hace unos años. Y es que ya no sirven solo para acelerar los juegos, sino también las aplicaciones multimedia y de cálculo intensivo.
En los últimos cinco años, se han incrementado de forma drástica la complejidad y la capacidad de procesamiento en paralelo de los procesadores gráficos. De hecho, su evolución rivaliza con la de los microprocesadores de propósito general, lo que les permite codearse en la actualidad con ellos en escenarios en los que se ejecutan aplicaciones de forma simultánea.

La puesta a punto de la lógica gráfica no es sencilla. Sacar el máximo partido a su capacidad de procesamiento exige unos conocimientos al alcance casi exclusivamente de los entusiastas de los juegos. Por fortuna, AMD y NVIDIA están consiguiendo que sus controladores sean cada vez más estables y asequibles, de manera que incluso los usuarios menos duchos puedan intuir qué deben hacer para mejorar la calidad de sus gráficos.

La finalidad de este práctico es ayudaros a resolver con eficacia las incidencias que con mayor frecuencia lastran el correcto funcionamiento de vuestra tarjeta gráfica. Y es que, una vez más, los usuarios tenemos un margen de maniobra lo suficientemente amplio para resolver buena parte de los problemas con los que nos topamos.

1. Atención a las soldaduras frías

Aunque, por fortuna, no es uno de los problemas más frecuentes con los que solemos toparnos, en ocasiones, el malfuncionamiento de una tarjeta gráfica se debe a la soldadura debilitada de uno o varios contactos de la GPU. Se trata de un problema grave, que suele provocar que no aparezca ninguna imagen en la pantalla de nuestro monitor, debido a que el procesador gráfico no establece una comunicación correcta con la placa de circuito impreso.

Si vuestra tarjeta gráfica no funciona, habéis descartado cualquier otra razón y creéis que su origen es una soldadura debilitada, os animamos a intentar el procedimiento de sobrecalentamiento empleando una pistola de calor. Es posible comprar este accesorio por 20 o 30 euros (según los modelos) en muchas tiendas de electrónica o bricolaje.

Las pistolas de calor parecen una pequeña taladradora, pero, como ya nos indica su propio nombre, sirven para proyectar un haz de calor muy intenso y localizado, capaz de superar notablemente los 100 grados centígrados. Por esta razón, nos vemos en la obligación de insistir en la necesidad de no abordar esta tarea a menos que estéis convencidos de que es vuestra última opción. No os garantizamos que logréis resolver vuestro problema, pero, con frecuencia, funciona. Y no solo con tarjetas gráficas, sino también con las placas base de los ordenadores portátiles y las consolas de videojuegos.

Práctico arreglar tarjeta gráfica 1
Como el calor emitido por la pistola podría dañar la superficie, lo más recomendable es colocar la tarjeta gráfica encima de una superficie que no sea metálica. Por ejemplo, se puede emplazar la tarjeta sobre una tabla de madera que no necesitemos en el futuro. A continuación, colocad en la pistola, si la tenéis, una boquilla que estreche la tobera para proyectar el calor con más precisión.

Después, encendedla y aplicad calor sobre la GPU empleando la potencia mínima, que suele ser ligeramente inferior a los 100 grados. Inclinad la pistola para expulsar el calor lo más cerca posible de la base del procesador gráfico, y realizad movimientos circulares alrededor del chip durante 3 o 4 minutos. Dejad que la tarjeta se enfríe y, cuando podáis tocar la superficie de la GPU sin quemaros, instaladla de nuevo en vuestro ordenador y encendedlo. Si no funciona, repetid este proceso de nuevo, pero incrementando ligeramente la temperatura de la pistola.

En algunos foros de Internet, podéis encontrar los testimonios de usuarios que han logrado reparar sus tarjetas gráficas y las placas base de sus consolas sobrecalentándolas. Para ello, las introducen durante unos minutos en un horno convencional, de los que empleamos para cocinar alimentos; y otros las envuelven en tela y las ponen en marcha para anular la disipación de calor y provocar el buscado sobrecalentamiento.
El objetivo es el mismo que pretendemos al emplear la pistola, solo que, con estos dos procedimientos, el calor se aplica a toda la placa de circuito impreso de una forma menos localizada, por lo que podríamos dañar algún otro componente, como los condensadores.

2. Cómo estabilizar la tarjeta

Para aquellos usuarios que practiquen el overclocking y no consigan estabilizar su tarjeta gráfica, o mejorar su rendimiento después de haberla forzado, lo más conveniente es instalar un sistema de refrigeración líquida. Esta solución puede resultarles muy ventajosa para disipar con más eficacia el calor que liberan las CPU y GPU, lo que, además, permitirá dilatar su vida útil.

La integración de este componente en un PC no es difícil. Grosso modo, habrá que instalar el circuito de tubos por el que fluirá el líquido refrigerante, los nuevos disipadores para ambos procesadores, la bomba que conseguirá que el líquido circule y el radiador que permitirá que el calor pase de este último al aire por el efecto de convección.
Práctico arreglar tarjeta gráfica 2
La mayor parte de los fabricantes de soluciones de refrigeración contempla en su catálogo equipos de refrigeración líquida. Gigabyte, Thermaltake, Swiftech y Asetek son solo algunos de ellos. Pueden comprarse en muchas tiendas de componentes informáticos desde unos 40 euros.

3. Un condensador quemado

Si tienes una tarjeta gráfica de gama media o alta y ha dejado de funcionar debido a que se te ha quemado un condensador, debes reemplázalo. Estos importantes dispositivos pueden cambiarse sin demasiada dificultad, aunque, para poder hacerlo, necesitaréis una soldadora de precisión y, sobre todo, un poco de pericia.
Práctico arreglar tarjeta gráfica 3

4. Pon solución a los errores gráficos...

En el Consejo 2 hemos descubierto cómo podemos mejorar la estabilidad de nuestra tarjeta gráfica con eficacia, pero, en ocasiones, el problema no está propiciado por reinicios inesperados o un comportamiento errático de la lógica gráfica, sino por la aparición de fallos en los gráficos, como macrobloques fácilmente perceptibles.

Si os encontráis en esta situación, acudid a la página web del fabricante de vuestra tarjeta y descargad la última versión disponible del firmware o los controladores. Y, si no los encontráis ahí, recurrid a la web del fabricante de la GPU: AMD o NVIDIA.

Práctico arreglar tarjeta gráfica 4

Además de implementar mejoras, las últimas versiones de este software se utilizan para corregir las deficiencias de sus predecesoras, como los errores gráficos que hemos descrito al principio de este consejo. De hecho, os aconsejamos que comprobéis con cierta frecuencia si están disponibles nuevas versiones de los controladores, puesto que pueden contribuir a mejorar sensiblemente vuestra experiencia como usuarios.

No obstante, en lo que concierne a la actualización del firmware, nuestra parecer es diferente: si todo va bien, no lo actualicéis. Modificar el contenido de la BIOS de la tarjeta gráfica es un proceso mucho delicado que la puesta al día de los controladores, por lo que solo merece la pena abordarlo si las mejoras que vamos a obtener son cuantiosas o si nos vemos en la obligación de subsanar alguna deficiencia grave.

5. El filtrado y el rendimiento

Si sois buenos aficionados a los juegos y estáis algo decepcionados con el rendimiento de vuestra tarjeta gráfica, antes de optar por cambiarla por un modelo más moderno y potente, merece la pena que optimicéis la configuración de los modos de filtrado y los demás efectos gráficos.

De esta manera, lo que se consigue es que la carga impuesta a la GPU sea menor, así que, con toda seguridad, se obtendrá una cadencia de imágenes por segundo mayor, lo que os permitirá disfrutar de los juegos con más fluidez en vuestro equipo.

Os proponemos que probéis primero a reducir ligeramente la resolución utilizada por el motor gráfico de vuestros títulos favoritos. Si este cambio no os permite apreciar un rendimiento aceptable, intentadlo haciendo clic con el botón derecho del ratón sobre una zona vacía del escritorio y accediendo a los controladores de vuestra tarjeta gráfica pinchando en la entrada apropiada del menú contextual.

Práctico arreglar tarjeta gráfica 5
Rebajad vuestras exigencias manipulando o, sencillamente, desactivando el filtrado anisotrópico de texturas y la eliminación de los bordes dentados (antialiasing). Estos tres cambios deberían permitiros conseguir una cadencia de imágenes por segundo superior en prácticamente cualquier título.

Dos simples pasos para reemplazar el disipador

Si los juegos y las aplicaciones que hacen un uso intensivo de la lógica gráfica se cierran inesperadamente o provocan la aparición de mensajes de error del sistema operativo, cabe la posibilidad de que el sistema de refrigeración no esté logrando mantener la GPU y los chips de memoria por debajo de su umbral máximo de temperatura.

Para solucionarlo, algunos fabricantes especializados en soluciones de refrigeración comercializan disipadores muy sofisticados que resultan perfectos para reemplazar los que incorporan algunas tarjetas de serie. Nosotros recomendamos las propuestas de Zalman y Revoltec, pero hay otros fabricantes.
Si os animáis a cambiarlo, decantaos por un disipador de cobre. El índice de termoconductividad de este metal es superior al del aluminio, por lo que su eficacia refrigerante es también mayor. El precio de estas propuestas suele oscilar entre los 10 euros que cuestan los disipadores más sencillos, hasta los 30 o 40 euros de los más sofisticados.

Práctico arreglar tarjeta gráfica 6

El disipador original suele estar fijado a la placa de circuito impreso de la tarjeta gráfica con tornillos de estrella, por lo que, para retirarlo, solo necesitáis emplear un destornillador de tipo Phillips de boca pequeña. Tras quitar los tornillos, es probable que siga fijado a la GPU por la masilla térmica. Si es así, girad con suavidad el disipador para extraerlo, manteniéndolo paralelo al PCB, pero no tiréis con fuerza, pues puede dañarse el procesador gráfico.

El procedimiento de instalación del flamante disipador para vuestra tarjeta gráfica puede variar sensiblemente de unos fabricantes de soluciones de refrigeración a otros. Aun así, hay algo que debéis tener en cuenta: aprovechad la ocasión para renovar la masilla térmica de la GPU. Eliminad la antigua con la ayuda de un trozo de algodón impregnado con unas gotas de alcohol isopropílico, y aplicad tres o cuatro gotas de masilla directamente sobre el chip. Para concluir, instalad el nuevo disipador siguiendo las instrucciones indicadas por el fabricante.

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