Lección 8
Discurso
Discurso
La elaboración del discurso,
aún siendo determinante, constituye tan sólo una primera etapa
de la preparación del acto (y puede que no la más complicada).
Cuando se prepara un discurso hay que
tener muy claro cuál es su objetivo, qué es lo que se pretende
conseguir (informar, motivar, divertir, advertir, etc.).
En primer lugar hay que definir el
tema de la exposición. Esto puede venir ya indicado por los
organizadores del acto (aunque uno siempre podrá darle su propia
orientación) o puede que uno tenga libertad para elegirlo.
Definido el tema, hay que determinar
la idea clave que se quiere transmitir y sobre la que va a
girar toda la argumentación.
Por ejemplo, se va a hablar sobre el sector del vino en España y se quiere transmitir la idea de su falta de proyección internacional.
Una vez seleccionada la idea clave,
hay que buscar argumentos en los que apoyarla. Para ello
lo mejor es dar rienda suelta a la imaginación ("lluvia de ideas")
e irlas anotando a medida que vayan surgiendo.
Este proceso puede durar algunos días (hay que dar tiempo a la imaginación; las ideas surgen inesperadamente).
Una vez que se han seleccionado esos
pocos argumentos que se van a utilizar hay que desarrollarlos
en profundidad. Se utilizarán conceptos, datos, ejemplos,
citas, anécdotas, notas de humor (se pueden incluir aunque el
tema tratado sea muy serio).
El discurso se estructura en
tres partes muy definidas:
Introducción (plantea el tema que se va a abordar y la idea que se quiere transmitir).
El discurso no tiene por qué
ser una pieza literaria, lo que sí debe primar es la claridad.
Al ser escuchado (y no leído) el público no tiene tiempo de analizar detenidamente el lenguaje utilizado, la estructura de las frases, etc.
Para terminar, señalar algunos aspectos
importantes:
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