Autor: Sacha Fuentes
Los discos SSD parecen estar de moda en los últimos
tiempos. Muchos fabricantes de portátiles los están adoptando,
especialmente en la gama de ultraportátiles y en portátiles de gama
alta. Pero, ¿vale la pena optar por un disco SSD en lugar de un disco duro convencional?
Sin querer entrar en datos específicos, para los que es necesario
hacer unas buenas pruebas de rendimiento comparando ambos tipos de
discos, es necesario ver tanto las ventajas como los inconvenientes de
ambos tipos de dispositivos de almacenamiento.
Desde LaptopMag han hecho unas pruebas informales, sustituyendo el disco duro de un MSI Wind
por un disco SSD, y afirman que la diferencia de rendimiento era
inapreciable, tanto en el tiempo de arranque como en el uso habitual.
Algo similar ocurría con la duración de la batería.
Claro que estas fueron apreciaciones subjetivas, en las cuales,
además, habría que ver tanto la velocidad del disco duro original como
la del disco SSD, puesto que no es lo mismo comparar un disco duro de
5400 rpm con uno de 7200 rpm, igual que no lo es comparar un disco SSD
de buena calidad con uno de los más baratos.
Entre las ventajas de los discos SSD encontramos un menor tiempo de acceso a los datos (además de ser este constante), algo en lo que los disco duros han mejorado bastante, un menor consumo de batería, algo discutible y que habría que comprobar con datos, y, teóricamente, una mayor fiabilidad, ya que no dependen de elementos mecánicos, por lo que pueden resistir sin problemas golpes y caídas.
En este último apartado, los fabricantes de discos duros han estado
trabajando para evitar ese problema, incorporando acelerómetros que
detectan caídas y aparcan automáticamente los cabezales del disco,
evitando daños en la superficie de este.
En contra de los discos SSD encontramos que el número de ciclos de escritura
es más bajo que el de los discos duros, lo cual no debería ser un
problema demasiado grande pero si algo a tener en cuenta, además de un coste por MB bastante más elevado. En un futuro su precio se reducirá, pero de momento la diferencia es bastante alta.
A favor de los discos duros tenemos que están disponibles con grandes capacidades
de almacenamiento, con tamaños cada día más reducidos y con unos
precios bastante razonables. En una época en que la cantidad de datos
que almacenamos en nuestros ordenadores es tan alta es algo a tener en
cuenta.
Además de eso, aunque en general el tiempo de acceso a los datos es menor en disco SSD, la tasa de transferencia suele ser más alta, por lo que copiar ficheros de gran tamaño es mucho más rápido. En contra de los disco duros tenemos diversos factores. EL primero es la generación de calor,
que se ve acrecentada con la reducción de tamaño de estos y, al ser
usados en portátiles, por afectar directamente al resto del equipo.
Otro factor que puede resultar importante para algunos usuarios es el ruido
generado. Mientras que los discos SSD son totalmente silenciosos los
discos duros siguen generando una cantidad de ruido importante, tal vez
inapreciable en un uso general pero que se nota en un ambiente
silencioso.
Vemos, por tanto, que los factores a considerar a la hora de
decidirse entre uno u otro formato son múltiples y variados. Será
necesario valorar cada uno de ellos a la hora de adquirir un nuevo
ordenador, aunque de momento queda claro que los discos SSD de mayor capacidad (sobre los 64 GB hoy en día) tienen un precio realmente elevado
y que no compensa para la mayoría de usuarios, por lo que si queremos
mucho espacio de almacenamiento un disco duro es imprescindible.
En cambio, en ultraportátiles que se usarán prácticamente solo para
conectarse a la red un disco SSD tiene mucha más lógica y permite
reducir el peso del equipo, un factor muy importante. ¿Nos compensa
entonces? Pues, como siempre, todo depende del uso que le vayamos a dar
al ordenador.
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